viernes, 23 de abril de 2010

Simbiosis Ermitaña



La lluvia baja desde una gran altura al vaivén de los espacios idílicos y
Disocia los fragmentos de esta memoria mía al menudeo
Induciéndome a juegos mentales de esos que nos deleitan
O de esos que nos inducen a corroer los ínfimos manubrios
De esa felicidad aletargada tan promiscua, tan vendida, tan puta…


Y conjuramos con nuestros altísimos y cruces
Que ahuyenten la factura de los ayeres de alma sin cuerpo
En una especie de cambalache fortuito y caliginoso.
Olvide que ellos no negocian esos pactos de sangre
Por unas migajas de fiambre rancio de mi estirpe